Por Carlos Clemente
Los concesionarios del transporte público en Puebla siguen viviendo en el pasado: son incumplidos, morosos e irresponsables. Durante los cuatro meses del programa de Revista Vehicular, actuaron con el mismo desdén que los ha caracterizado por años. Apenas el 44% de las más de 34 mil concesiones acudió al llamado oficial, y de ellos, con trabajos, siete de cada diez logró aprobar la revisión.
Parece que aún no entienden que la cosa va en serio. A partir del 1 de febrero de 2026, la Secretaría de Movilidad y Transporte iniciará el retiro de unidades y los procedimientos de revocación de concesiones para quienes se nieguen a cumplir.
No hay pretextos: hubo incentivos fiscales, facilidades de financiamiento y tiempo suficiente. Lo que viene ahora es la aplicación estricta de la Ley.
Los que no aprobaron la Revista Vehicular tendrán que repetirla en 2026, según informó el gobierno estatal. Pero quienes simplemente ignoraron el proceso tienen sus días contados. El mes de noviembre será el último plazo para regularizarse; después, serán declarados inexistentes y perderán todos sus derechos como concesionarios.
Durante años, el transporte público en Puebla ha sido sinónimo de unidades destartaladas, inseguras y contaminantes. El gobierno impulsa su modernización como una prioridad, pero sobre todo como una demanda ciudadana impostergable. La era del transporte viejo, sucio y sin control debe quedar atrás.
Ahora el mensaje es claro: modernizarse o desaparecer. @analisistv











