Por Carlos Clemente
La autopista Puebla-Atlixco es, sin exagerar, un monumento al abuso. Se cobra como vía de primer mundo, pero se transita como si fuese una carretera secundaria abandonada. El pavimento está deteriorado, la carpeta asfáltica sin mantenimiento, no hay alumbrado, no hay auxilio vial. Es insegura. Aun así, el peaje aumentó a 57 pesos desde enero. Se paga más por menos.
Pinfra, la empresa que opera esta vía –y que lo hará hasta el año 2072-, parece más interesada en el conteo de ingresos que en brindar un servicio digno. Y los números lo confirman: las casetas registraron un aforo de 7.3 millones de vehículos tan solo en 2024, un incremento del 20 por ciento en los últimos dos años. Dinero entra, pero mantenimiento no hay.
A esta lista de deficiencias se suma el pésimo servicio de cobro. Los fines de semana las filas son eternas, con esperas que superan fácilmente los treinta minutos. La situación se vuelve crítica en temporada decembrina, cuando miles de visitantes acuden a la Villa Iluminada en Atlixco. Los ciudadanos y turistas no solo pagan un peaje elevado: pagan tiempo, estrés y desgaste.
Se anunció la modernización de las casetas. Será un alivio, sí, porque reducirá tiempos de espera. Aunque también traerá consigo un recorte en la longitud de la autopista, que quedará en alrededor de 15 kilómetros.
Queda pendiente un tema de fondo: que la concesionaria asuma su responsabilidad y corrija las múltiples deficiencias de la vía. Porque no se trata solo de cobrar rápido, sino de garantizar seguridad, iluminación, señalética, auxilio vial y un pavimento en condiciones dignas.
Las lluvias de este año dejaron la carpeta asfáltica destrozada. La falta de iluminación y de seguridad convierte los desplazamientos nocturnos en verdadero riesgo. Siguen frescas las imágenes de los asaltos masivos registrados en enero pasado, cuando los automovilistas quedaron abandonados a su suerte, víctimas de la delincuencia y sin apoyo del personal de las casetas.
Se paga como autopista, pero se transita como en terracería insegura. Esa es la realidad. Mientras el negocio es cada vez más rentable, la empresa seguirá apostando a que los usuarios, resignados, no tienen otra alternativa.
Por el bien de los millones de usuarios, la modernización de esta vía debe abarcar no sólo el tema del cobro, también el mejoramiento de las condiciones de la vialidad y garantizar la seguridad de las familias durante los trayectos.
Finalmente, ofrecieron que las obras anunciadas no tendrán un impacto en el costo del peaje, ¿cumplirán? @analisistv










