Por Jesús Ramos
En política los rumores corren a mayor velocidad que las certezas. Se ha hablado de la salida de Samuel Aguilar Pala de la Secretaría de Gobernación, bajo el señalamiento de ineptitud por no responder a las expectativas del gobernador Alejandro Armenta.
Nada nuevo en un cargo relevante. La historia del poder en México está hecha de murmullos que se vuelven verdades a fuerza de repetirse de tres veces para arriba, hasta que la decisión del mandatario los confirma o los desmiente.
Antes de un despido o reubicación hay señales de desdén, verbales y gesticulares del jefe en turno. ¿Las han visto? Samuel sigue apareciendo junto al mandatario, no lo ha congelado ni distanciado.
Los borregazos en la vida pública tiene dos propósitos: debilitar a quien está en el cargo o fortalecer su permanencia. Sencillo. Si Aguilar Pala tiene el control político del estado, si ha sabido operar los hilos finos de la política interna y tiene feliz al número 1, eso no sucederá.
Si ha puesto a raya los fuegos que se encienden en la geografía poblana, provocados por la inseguridad, los partidos, sindicatos, agrupaciones y grupos desestabilizadores, entonces, los rumores se desmoronarán solos.
Ningún gobernador prescinde del operador que le garantiza estabilidad en su administración y paz en su territorio. Pero si esos hilos se le escapan, si la política se le indigesta y los actores le ningunean, el costo se mide en la ineficacia que orilla a la sentencia implacable.
La permanencia de Aguilar Pala dependerá, no tanto de la narrativa mediática y el chismarajo, sino de la realidad del control político. La Secretaría de Gobernación por su perfil no admite improvisaciones.
Consideren que la lealtad le juega a favor y Armenta ha demostrado ser un mandatario agradecido con los suyos. Se trata de un activo que ningún analista debe subestimar. La confianza pesa en el ánimo de un jefe que conoce la fragilidad de la política y la necesidad de rodearse de incondicionales. Ahí suma Samuel.
Y si finalmente el destino político lo desplaza de Gobernación, no significa que su ciclo en el gobierno esté agotado. La política y administración pública son tableros con múltiples casillas. La pregunta no es si Aguilar Pala se queda o se va, sino si nos consta que tiene el control político que el cargo exige. @analisistv