Los 4 del permiso Presidencial para ir por Puebla

Por Jesús Ramos

Desde que Nacho Mier y Claudia Rivera comenzaron a recorrer el estado con eventos proselitistas en cabeceras distritales el mensaje a la clase política de Puebla fue que la carrera por la gubernatura del 2030 había iniciado.

Hay permiso de la Presidenta, confiesan ellos en corto, para moverse. En la política moderna eso vale más que las reglas del INE. El salvoconducto fue extendido, también lo expresan, a un grupo selecto. Sergio Salomón, Nacho, Claudia y Olivia Salomón. Cuatro cartas un solo mazo, cinco años por delante.

Claudia ha retomado su activismo con brío renovado. Su bandera sigue siendo la misma, la 4T, el Segundo Piso, la equidad y el reconocimiento de las mujeres en la política. La estrategia de Nacho es de manual, poner pie en los distritos, reunirse con liderazgos y dejarse escuchar.

Sergio Salomón, a diferencia de ellos, no necesita moverse tanto. Su figura aún conserva el aroma fresco del poder, el eco de los actos públicos, la memoria reciente de haber sido gobernador. En política eso equivale a una presencia constante sin necesidad de aparecer. Está en pausa no por omisión, sino por cálculo.

El caso de Olivia Salomón es distinto. Su figura se mantiene discreta, demasiado discreta. Si el método del 2030 repite la fórmula del 2024, apostar por quien tenga mayor nivel de conocimiento, estaría fuera de toda posibilidad. La identificación pública no se compra con pautas, se construye con presencia. Olivia va tarde.

Al día de hoy, el tablero coloca a Sergio en primerísimo sitio, sí por haber sido jefe político, pero más por el buen recuerdo que dejó. Le sigue Nacho con la fuerza de su estructura y el colmillo retorcido. Claudia sería tercera y en último lugar Olivia por ni siquiera haber iniciado.

Los cuatro seguirán en lo suyo, unos recorriendo, otros midiendo, algunos esperando. El permiso presidencial no es eterno. Tiene fecha de caducidad. La Presidenta, que ha demostrado gobernar con método, no regalará nada a nadie que no lo merezca para entonces.

El 2030 está lejos, pero no tanto. Habría que mirar que ya se le fue un año a Claudia Sheinbaum, otro a Alejandro Armenta, seis años son un suspiro, el tiempo no perdona inactividad ni tardanza. @analisistv

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