Por Carlos Clemente
Dos instituciones de educación superior en Puebla están en crisis. No por falta de alumnos o de aulas, sino por un cóctel de conflictos internos, protestas estudiantiles, malas decisiones directivas y la indolencia de la SEP, que parece tener en pausa el botón de “resolver problemas”.
En el Tecnológico de San Martín Texmelucan ya suman 22 días sin clases. En el de Ajalpan, este lunes detonó el paro por parte de los estudiantes.
El estilo con que las autoridades educativas enfrentan los conflictos podría resumirse en una palabra: desdén. No hay oficio, no hay diálogo, no hay prisa. Y, lo más preocupante, no hay conciencia del daño académico que implica tener a miles de jóvenes sin clases.
En la SEP esperan que desde Gobernación, como siempre, les resuelvan los conflictos. Así ocurrió con las normalistas de Teteles, un problema que se les fue de las manos hasta que desde Casa Aguayo tuvieron que meter orden. Ahora repiten la receta.
En el Tecnológico de Texmelucan, a casi un mes del paro, ni siquiera han instalado una mesa de diálogo. Aunque la SEP presumió en un boletín que ya estaba lista, la realidad es que jamás existió. Mientras tanto, los estudiantes siguen firmes en su exigencia: la renuncia de la directora Dulce María Reyes Quiroz, mejoras en la infraestructura y alto a los despidos injustificados.
Pero la cerrazón es tal que todo apunta a que el conflicto se prolongará… con el costo académico que eso implica.
El caso de Ajalpan no se queda atrás. Ahí el conflicto tiene un tinte político: los alumnos denuncian que la directora Valeria Pineda Cruz usa el instituto como trampolín electoral para buscar la presidencia municipal. Y si eso fuera poco, aseguran que los obligan a asistir a actos políticos bajo amenaza de afectar sus calificaciones.
La situación se volvió aún más grave este martes, cuando los estudiantes denunciaron haber sido intimidados por hombres armados que rondaron el plantel.
Lamentable en ambos casos la SEP colocó al frente a perfiles políticos en lugar de académicos. El resultado está a la vista: instituciones paralizadas, alumnos en riesgo y autoridades que brillan por su ausencia.
Porque en la educación poblana, no solo las clases están en paro. También el diálogo, la sensibilidad y el sentido común. @analisistv