Alcalde que en su informe diga que bajó homicidios y delitos no le van a creer

Por Jesús Ramos

Estamos en temporada de informes municipales, ese ritual donde los alcaldes se miran al espejo, se aplauden y se declaran próceres de la administración pública. Es la liturgia de la autocomplacencia con banda de guerra, discurso almidonado y falsa idea de que engañan a la gente.

Sin embargo, este 2025 los informes se volvieron un campo minado. Hay temas quemantes, y el de la seguridad pública arde más que nunca. Cualquiera que se atreva a afirmar que bajó los delitos en su municipio ofenderá la inteligencia de los ciudadanos.

Porque el mortal de a pie, a diferencia del político, no vive de cifras inventadas, vive del miedo. Miedo a salir de noche, a que le roben, a cerrar su negocio, a que le asesinen. Vive de la experiencia cotidiana del delito. Y cuando alguien que cobra como alcalde le dice que la seguridad disminuyó, se enoja.

Mentir sobre la inseguridad no sólo es indecente, es suicida. Los alcaldes lo saben, aunque algunos cínicos repitan envalentonados el viejo discurso de “vamos mejorando”. ¿Cuál? No es cierto.

Mejorando en qué. ¿En número de asaltos por kilómetro cuadrado? ¿En robos con lujo de violencia? Imposible engañar a la gente cuando los asaltos, asesinatos, robos a casa habitación y negocios desbordan el calendario semanal.

Y si no se atreven con el tema la seguridad, algunos intentarán el refugio fácil de presumir la obra pública. Ah, el otro clásico de los informes. Pero en la mayoría de los casos no hay obra que presumir, sólo acciones de relumbrón. Parches de pavimento, jardineras pintadas con colores del partido y ferias patronales con grupos musicales de moda, pan y circo.

Lo ocurrido en San Pedro Cholula con Tonantzin Fernández sirve de ejemplo. Organizó la feria creyendo que el aplauso popular sería automático, pero fue abucheada de lo lindo. La realidad no se maquilla con bailes, artistas y conjuntos. Los ciudadanos compran resultados no shows.

Este año los informes tendrían que ser actos de humildad. Ejercicios honestos de reconocimiento del fracaso colectivo en seguridad, servicios y gestión. Pero la humildad no está en su naturaleza, así que veremos a los alcaldes declamando logros imaginarios y prometiendo futuros de fantasía. @analisistv

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