Javier Aquino, si no ayuda que no estorbe

Por Jesús Ramos

En política no hay amigos, hay intereses, y cuando los intereses cambian, los amigos sobran. La prueba es Javier Aquino. Su salida de la Secretaría del Bienestar fue una cirugía política. Lo extirparon del cuerpo del gobierno estatal por ser un incordio.

En la configuración de poder que Alejandro Armenta diseña para el 2027 y 2030, Aquino era un órgano que sobraba, un remanente de proyectos anteriores, de esa era intermedia donde gobernar fue administrar no construir lealtades.

Su presencia era un recordatorio de que no todos en el gabinete son del equipo, y en los gobiernos, como en los ejércitos, soldado que no obedece es fusilado. Armenta fue cortés con él, incluso elegante al despedirlo. Le dedicó palabras de amistad y gratitud, también de reconocimiento.

Lo hizo en tono amable, casi afectuoso, pero en política, la cortesía es un envoltorio fino para el desprecio. Detrás de las sonrisas públicas hay mensajes irónicos. Fue el caso.

La oficina que ocupó casi un año desde la tarde de ayer tiene el identificador de Laura Artemisa, ella sí es parte del proyecto, pieza del ajedrez armentista, comprometida con la visión futurista del gobernador.

Es político su cargo, por supuesto, no es administrativo, es estratégico, de confianza, para esos son esos espacios, y el suyo en el Congreso del Estado lo ocupará otro de confianza del mandatario. Pala, Trujillo, Pavel, Figueroa o Villegas.

La gota que derramó el vaso fue la tragedia en la Sierra Norte. Cuando el gabinete se movilizó, cuando los secretarios se pusieron casaca y botas para embarrarse de lodo, Javier Aquino dormitaba a pierna suelta detrás del escritorio.

En su dependencia no hubo liderazgo, ni reacción ni coordinación, fue invisible. Y esa invisibilidad, en medio de la tragedia fue su sentencia. La verdad es que no sorprende. Cuando fue secretario de Gobernación sucedió lo mismo, mucho discurso y sonrisa de mazorca, cero efectividad.

Aquino es de esos funcionarios que creen que el gobierno se ejerce con memorándum, no sirve para el servicio público, estorba. Su salida fue una historia anunciada. Así termina su paso por el gabinete. En política los despidos no siempre son ruidosos, los hay también con amabilidad y sonrisas. @analisistv

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