Ceresos en Puebla, negocios y complicidades

Por Carlos Clemente

Desde el escritorio oficial se repite que en los Ceresos de Puebla no hay corrupción ni autogobiernos. Una narrativa que nadie cree. La realidad es otra: internos que extorsionan, cobran piso, alquilan celulares, venden droga y hasta administran zonas completas como si fueran franquicias privadas. Y, por supuesto, sin la complicidad de los mandos penitenciarios, nada de eso sería posible.

El ejemplo más fresco viene del penal de Tepexi de Rodríguez, donde reclusos del Dormitorio C denunciaron golpizas y cobros ilegales por parte de un grupo de internos que gobierna con más poder que el director. Todo ello ante la mirada complaciente de guardias y custodios de la Secretaría de Seguridad Pública.

El pasado fin de semana, el descontento se agudizó. Fue necesaria la entrada de la Policía Estatal, la Marina y el Ejército para “restablecer el orden”, mover internos, decomisar celulares, pantallas y armas punzocortantes. Y uno se pregunta: ¿cómo entraron esos artículos? La respuesta es obvia: sin la venia de la autoridad, nada de eso cruza los muros.

Y Tepexi de Rodríguez no es caso aislado. En el penal de Tehuacán, tras un cateo oficial, hallaron hasta refrigeradores, pantallas y 30 mil pesos en efectivo. Un auténtico supermercado del encierro. El director ya fue destituido, como si el simple cambio de director resolviera un problema que, en realidad, es estructural: se llama corrupción.

En Tepexi, en Tehuacán, en San Miguel y en cualquier otro penal, los operativos se repiten y siempre encuentran lo mismo. Cada decomiso confirma que la corrupción no es excepción, sino regla. Cada relevo de director es solo un cambio en la cadena de complicidades.

Puebla tiene cárceles donde los presos gobiernan y los custodios obedecen. Pero desde la autoridad se insiste en que no pasa nada. La palabra “readaptación” es un buen chiste. Lo cierto es que, dentro de los muros, lo único que se adapta es la corrupción para seguir mandando. @noticiasreportero

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